LA ETAPA OSCURA DEL DESPERTAR
El Despertar es un proceso; una combinación de fases o etapas que debemos experimentar. Hay una fase previa a la primera experiencia de despertar, la cual se experimenta normalmente antes de iniciar la búsqueda espiritual. Esta fase previa es caracterizada por la experimentación de una crisis; una etapa en la que hay mucho sufrimiento. ¿Por qué esta crisis? ¿Por qué tanto sufrimiento?... Si nunca has sentido odio o tristeza, no sabrías lo que es el amor o la felicidad. Aprendemos a través de los opuestos. Si estuviéramos todos despiertos y divinos, no sabríamos qué es la Divinidad, no sabríamos absolutamente nada. En el estado original, no sabemos absolutamente nada, porque no hay nada más que saber, ya somos Todo. El propósito de la existencia humana es despertar a su verdadera naturaleza, y esto lo hace a través de la dualidad; experimentar los opuestos. Esta etapa de crisis y sufrimiento es la rebelión de la identidad separada, es decir, el ego, el “yo”.
De repente, y sin saber porqué, nos sentimos aterrorizados, llenos de miedo. Hay algo amenazante y no sabemos qué es. Nos sentimos perdidos, mucha soledad, sentimos ansiedad, tristeza profunda, depresión, sensación de irrealidad, y muchas ganas de llorar. Algunas veces experimentamos crisis nerviosas, con taquicardias; se nos dispara el corazón y éste va a 200 por hora. Tiembla todo nuestro cuerpo, sentimos que hemos perdido el juicio y que estamos enloqueciendo y creemos que vamos a morir. ¿Qué nos está sucediendo?... La respuesta a todo esto es el miedo. ¿Miedo a qué?... En el proceso previo del despertar, la persona o el “yo”, que es la identidad ilusoria que surge cuando la Conciencia se identifica con el cuerpo-mente y su historia, se siente amenazado de muerte. ¿Por qué?... Para poder saber la respuesta, primero hemos de comprender cómo es la experiencia de despertar. Despertar es el reconocimiento de nuestra verdadera naturaleza.
Es decir, la Conciencia despierta de su sueño ilusorio, de su identificación con el cuerpo-mente y se reconoce a sí misma como algo que está más allá de éste. Algo que no está manifestado, algo que no es físico, no es limitado, ni mortal. La Conciencia se reconoce a sí misma desde este cuerpo-mente individual, el cual consideraba que era “yo”, dándose cuenta de que es tan solo espacio-silencio-consciente, en el cual todo sucede. Cuando la Conciencia se manifiesta en cuerpos-mentes, en materia física, se identifica con cada uno de los cuerpos-mentes, y surge una identidad; la Conciencia cree que es el cuerpo-mente y su historia. De aquí surge el ego, la identificación; un falso “yo” con una identidad y personalidad definida, que se cree separado del resto. A esta identificación la llamamos el “yo separado”. En el despertar, la Conciencia se da cuenta de que no es este “yo separado”, sino que es aquello no-manifestado que está más allá y que es consciente de todo.
Con este reconocimiento, el “yo separado” se disuelve, muere, desaparece quedando únicamente la sensación de presencia consciente.
Por tanto, ahora podemos comprender el porqué la identidad separada, el ego, se ve amenazada ante el despertar de la conciencia, ya que muere, se disuelve.
Hablemos de esta etapa oscura que experimenta el “yo separado”:
Durante la etapa previa al despertar, hay miedo, mucho miedo… hay pánico…
Está saliendo a la superficie una gran cantidad de carga emocional del subconsciente.
Durante este proceso, es cuando se inicia la búsqueda espiritual. Aparece la pregunta “¿quién soy yo?” y el fuerte anhelo por lograr el fin de todo este sufrimiento.
Con toda esta carga emocional que sale a flote, la desesperación se apodera de nosotros y buscamos ayuda en nuestros seres queridos, los cuales no comprenden qué es lo que nos está sucediendo, y se preocupan por nosotros.
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